Las tarjetas revolving son un producto financiero que han contratado muchos consumidores, sin saber lo que estaban haciendo en realidad. Y ello, porque incluso en las gasolineras se ofrecen estos productos, y no se informa debidamente de los intereses abusivos que generan estos créditos.
Inicialmente, las tarjetas de crédito permiten aplazar el pago de las compras que se vayan realizando, y estos pagos se van aplazando en el tiempo, lo que supone que se van generando intereses a un tipo muy elevado, que hace prácticamente imposible poder regularizar los pagos.
Todo esto, le supone al consumidor, que finalmente tiene una deuda que ni se imaginaba, porque se paga un importe mucho más elevado en concepto de intereses que lo que realmente se ha gastado.
Los intereses que se establecen en este tipo de tarjetas son usurarios y abusivos, lo cual permite que pueda reclamarse la nulidad de la cláusula y la reclamación de lo supuestamente debido o pagado de más.
El Tribunal Supremo ha establecido que los intereses de un crédito pueden considerarse usurarios cuando sean más del doble del interés normal del dinero, pero también se ha establecido recientemente a través de la jurisprudencia del mismo Tribunal que con un interés del 26,82% TAE, se considera muy elevado y por tanto confirma la usura.
El problema de estas tarjetas es que se entra en una espiral de impagos de la cual es prácticamente imposible salir si no se abona la totalidad y se reclama a tiempo.